En los anales de la geología, Zealandia emerge como un enigma milenario. Hace 100 millones de años, este microcontinente se desprendió de la Antártida, aventurándose hacia Australia. Hoy, el 94% de su extensión descansa bajo las profundidades del Pacífico, resultado del adelgazamiento de la corteza en el Cretácico Superior. Sin embargo, las últimas porciones emergen, representadas por Nueva Zelanda, Nueva Caledonia y sus islas vecinas.
El aura enigmática de Zealandia se concentra en su septentrional territorio. Aunque sus secretos están ocultos bajo las aguas, análisis de esporas de polen, restos de flora y fauna revelan un ecosistema variado en su apogeo. La corteza de Zealandia, aunque más delgada que la continental, supera a la oceánica en grosor, marcando un hito geológico.
Desde el punto de vista económico, Zealandia encierra un tesoro bajo sus aguas. Bajo estricto control del Gobierno de Nueva Zelanda, la minería submarina es una tentación palpable, con prometedores yacimientos de minerales y gas. Este continente activo se yergue entre la placa indoaustraliana y la del Pacífico, aportando valiosas claves sobre el pasado y presente de la Tierra.
Zealandia, el «octavo continente«, es un testimonio tangible de los cambios geológicos que han esculpido nuestro mundo. Desde sus profundidades emergen lecciones sobre antiguas formas de vida y la influencia de los cataclismos en la configuración actual de nuestro planeta.